sábado, 4 de diciembre de 2010

ENTREVISTA A CRISTINA PERI ROSSI por Tony Montesinos

martes 5 de octubre de 2010
Entrevista capotiana a Cristina Peri Rossi, por Toni Montesinos




En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló "Autorretrato" (versión en español dentro de su libro Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente "entrevista capotiana", con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de la poeta, narradora y traductora uruguaya Cristina Peri Rossi.

_Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamas de él, ¿cuál eligiría?
_Viviría en el Paraíso, si existiera, siempre y cuando no tuviera que morirme previamente. Y los Paraísos existen a condición de que no se les encuentre. Pero a veces, haciendo el amor de manera tántrica (no follando, son cosas diferentes) he creído estar en el paraíso, “segunda calle a la izquierda”. Dura poco. Los Paraísos son efímeros. Hay otra manera, también, se sentirme en El Paraíso: el síndrome de Stendhal. Lo puedo sentir mirando un atardecer, un rostro hermoso, un cuadro, escuchando a Lara Fabian cantando Je suis malade o a Pavarotti cantando Mama Lucia. O caminando con la persona a la que amo. El síndrome también es efímero, pero crea adicción. Para mí, el Paraíso es la belleza y la emoción.
_¿Prefiere los animales a la gente?
_Me gustan algunos animales y también algunas personas. Entre los primeros, prefiero a una especie de monos llamados bonobos, dichosos y pacíficos. Nunca cometen un solo acto de violencia, y los etólogos han descubierto que se debe a que se dedican a dos actividades exclusivamente: comer y acariciarse. Se tocan todo el tiempo, y eso les quita agresividad. No existe la interdicción del incesto y fornican entre todos, sin distinción de sexo, edad y parentesco.
_¿Es usted cruel?
_Eso deberían contestarlo los demás. En todo caso, detesto la crueldad.

_¿Tiene muchos amigos?
_Nunca son suficientes, para la necesidad de cariño que tenemos los seres humanos.
_¿Qué cualidades busca en sus amigos?
_La bondad y la generosidad.
_¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Siempre, en alguna medida, decepcionamos a los demás, y los demás nos decepcionan; sabiendo que la decepción es mutua, resulta menos dolorosa. Pero sé que tengo algunas amigas incondicionales, que pueden comprenderme o aceptarme sin comprenderme.
_¿Es usted una persona sincera?
Mucho, pero la sinceridad absoluta y completa, en todo momento, haría imposible las relaciones humanas. Sólo al antiguo confesor –modernamente, el psicoanalista- se le puede decir toda la verdad y nada más que la verdad. Somos ambiguos y contradictorios, de modo que la verdad es transitoria. Pero yo necesito una testigo, siempre. Me gusta la confidencialidad, la complicidad.
_¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No distingo claramente entre mi tiempo libre y el ocupado. Quiero decir que cuando paseo, estoy en el cine o en una cafetería, posiblemente estoy trabajando muy seriamente, y cuando estoy escribiendo también. Si la pregunta se refiere a mis aficiones, tengo muchas: casi todos los juegos, salvo el póquer, los paseos, la naturaleza, la conversación con los demás, la biología, la música, el cine, la filatelia, las matemáticas y los museos.
_¿Qué le da más miedo?
_El miedo.
_¿Qué le escandaliza?, si es que hay algo que le escandalice.
_Terencio (plagiado, luego, por Goethe): “Nada de lo humano me es ajeno”, de modo que no me escandalizo.
_Si no hubiera decidido ser escritora, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
_Se puede ser creativo caminando por un parque, dedicándose a la botánica, al solfeo o a colocar ladrillos. La creatividad es una aptitud, de modo que la hubiera empleado en cualquier cosa.
_¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
_Me encanta caminar, ya sea por las ciudades, por la playa o por un bosque.
_¿Sabe cocinar?
_Muy poco, pero lo hago, y cuando puedo, lo evito. Pero he cocinado muchas veces
como acto de amor.
_Si el Reader's Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre "un personaje inolvidable", ¿a quién elegiría?
_A Julio Cortázar. No me lo encargó el Reader’s Digest, pero ya lo hice, para la editorial Omega.
_¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
_Amor.
¿Y la más peligrosa?
-Narcisismo.
_¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sólo de amor, y era una metáfora.
_¿Cuáles son sus tendencias políticas?
La justicia, la libertad, la solidaridad, la igualdad y el feminismo.
_Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
_Directora de cine.
_¿Cuáles son sus vicios principales?
He dejado de fumar –con un doloroso sacrificio- y los demás son inconfesables.
_¿Y sus virtudes?
_La empatía. Me pongo fácilmente en el lugar de los demás.
_Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
_Una vez, cuando tenía diez años, estuve a punto de ahogarme, y sentí que morirse podía ser fácil, rápido y poco doloroso. Otra vez, a los cincuenta, también estuve a punto de morirme, y en ese momento de extrema debilidad, lancé una carcajada: evoqué toda mi vida en un instante y me dieron unas ganas locas de reírme, todo carecía de importancia. Tengo la esperanza de que esa se repita: al morir, lanzar una carcajada final. La cercanía de la muerte relativiza todo. Sólo las hormonas –o sea, la juventud- exageran, hacen de la vida una anfractuosidad.


T. M.

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